Piura el
rincón que no conozco,
recuerdo,
que a mis doce años volvía en bus pal norte,
la felicidad
atrapada en mis manos salía a chorros de sudor.
Dorita un
racimo de enojos,
sentada,
vigilante a mis arranques de efervescencia.
Nunca olvido
el camino restante,
los valles,
las rutas,
los
caminitos vivos,
el idilio
fotográfico del iris.
Recuerdo que
era verano, el cielo se cayó ante mis pies,
la lluvia
desbordo las líneas que alimentan al mar,
rio, al
recordar el viaje,
tantas horas
Piura te espere,
con los
ojitos esperando por ti.
El cautivo
de ayabaca,
Catacaos y
las cañas de Guayaquil,
Castilla y
sus castillos proletarios,
Los
chicherios, el clarito,
El ceviche
de caballa,
y el Cholo
Berrocal.
Tantas
historias juntas mi Piura querida,
el lugar que
nací,
el lugar que
no conozco.
Algarrobo de
sombras radicales,
la fresca
mañana dominada por el inclemente sol,
el suelo
nostálgico, sostén de mi esperanza.
Es Piura,
el lugar que
no conozco,
nace la
armonía entre los cerros Huancabambinos,
En Piura, el
sol se despide tristemente,
radiante,
imponente,
como si me
dijera algo,
si, algo
debe tener Piura,
que me
atrae.