Escuchaba,
las voces del eterno retorno,
rotando alrededor del seol,
El paroxismo de la clausula segunda
se aparto de su rostro,
y su alma salio disparada como proyectil de kalashnikov
directo al abismo.
La mesura de sus actos se perdió ante el resplandor de la mañana,
la carótida que bombea oxigeno y azufre a su desesperación
se bifurca,
conectando el placer del dolor a gaia.
Es cuando se rinde cuentas,
de los cuentos, y cánticos,
a razón de la praxis del dogma socio-pata
como espejo de espejos.
Paradigmatico y disciplinado
como perro de caza,
mordiendo la cola mutilada sin conocer al ser,
ni quien es el ser.
Para derramar arrogancia acápite de tu cara de mierda,
dadas las circunstancias de la sustancia ácida que rodea tu placer esclavo.
A razón de nada,
de victorias compradas,
y miradas castradas,
llenas de sarcasmo y enmierdamiento colectivo,
sin razón de ser, ni quien es el ser,
comprado con monedas de piedra,
condenado a volver,
como perro a su vomito,
como rey a su reino,
como demócrata a su democracia,
como dictador a su dictadura,
como atador a su atadura,
como el retorno hacia el eterno entorno,
dispuesto a pagar el desparpajo de sus actos
en el pacto intacto,
con el trato rotando la periferia del perdón.
Martin Gala