Declaro libre a los pueblos,
del retorno de lo evidente,
de las señales apocalipticas
del infierno atroz.
Declaro libre al pensamiento,
como replica de revoluciones esclavas,
del dominio de la mentira
y reinado del furtivo acosador.
Declaro libre al arte,
que pinte desnudos en el viento,
de un otoño casi invierno,
de un retorno cantado en prosa.
Declaro libre al amor,
que se aloje en las extremidades
de mi hipotalamo,
en las entrañas de mis rencores,
y la ebriedad de mis palabras.
Declaro libre este poema,
que baile en mi noche,
cante en mi tarde,
y llore en mi dia.
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