sábado, 28 de agosto de 2010

SERA

Es cuando un cigarro se apaga,
y la afliccion del suicida termina,
un silencio inunda la sala,
y el sonido ensordecedor de una bala,
penetra mis sentidos, cayendo rendido,
ante el sucumbir de un golpe sertero.

Gota a gota la sangre fluye,
y los recuerdos derramados en el piso,
ya no importan, como el amor que no tuve,
ni los amores que mantuve disecados en la puerta de mi carcel,
de mi vida determinada, y existencia resquebrajada.

Ya no tengo conciencia alguna,
mis sentidos poco a poco van declinando,
los poros de mi piel cerrandose estan,
y el corazon que nunca tuve,
no para de latir, poco a poco e intensamente veloz.

¿Es que nunca estuve vivo?
mi carne parte de la miseria en la que vivi,
meras especulaciones de vidas austeras,
y mi corazon late cada vez mas intenso,
con mas vigor de vida, y sin vida que ofrecer.
Martin Gala

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