miércoles, 3 de diciembre de 2014

A Piura

Piura el rincón que no conozco,
recuerdo, que a mis doce años volvía en bus pal norte,
la felicidad atrapada en mis manos salía a chorros de sudor.

Dorita un racimo de enojos,
sentada, vigilante a mis arranques de efervescencia.

Nunca olvido el camino restante,
los valles, las rutas,
los caminitos vivos,
el idilio fotográfico del iris.

Recuerdo que era verano, el cielo se cayó ante mis pies,
la lluvia desbordo las líneas que alimentan al mar,
rio, al recordar el viaje,
tantas horas Piura te espere,
con los ojitos esperando por ti.

El cautivo de ayabaca,
Catacaos y las cañas de Guayaquil,
Castilla y sus castillos proletarios,
Los chicherios, el clarito,
El ceviche de caballa,
y el Cholo Berrocal.

Tantas historias juntas mi Piura querida,
el lugar que nací,
el lugar que no conozco.

Algarrobo de sombras radicales,
la fresca mañana dominada por el inclemente sol,
el suelo nostálgico, sostén de mi esperanza.

Es Piura,
el lugar que no conozco,
nace la armonía entre los cerros Huancabambinos,

En Piura, el sol se despide tristemente,
radiante, imponente,
como si me dijera algo,
si, algo debe tener Piura,

que me atrae.