Donde el cielo es un lago contaminado
y la tierra, nubes de resignación.
Hordas de humanos libres combaten
en la inacabable desidia del terror tecnócrata.
Pasivas palabras del benefactor de cementerios
decapitan el grito de los muertos resucitados.
Resisten al opresor, masifican su lucha,
reseñan su historia en el tiempo que les queda por venir.
El bien común es el bien colectivo
y el colectivo lo es todo,
El respeto entre el dios-hombre
reclama el orden unísono del amor y la solidaridad.
En los campos de concentración
se siembran los granos de la libertad.
Y los sueños que sueños eran,
son cantos libres sin aparcamiento mediático,
el hoy es realidad y las utopías
se construyen
entre las cenizas del sistema.
Las hordas de inhumanos van por ellos,
y las lumínicas llamas delatan su presencia
Luchar, resistir y coexistir, para vivir.
Martin gala