CONFESION
Ella es cálida, toca el alma mía y me vuelve manso.
Yo el mismo dolor, que brota de los ichus malignos
que tocan el cielo,
como si quisieran redención.
Soy una fiera atrapada en las rejas eternas del cuerpo aprisionado
entre los tenaces muros impenetrables.
Tu, alivio de la herida sangrante,
fuerte, vivaz antídoto que coagula la sangre
y sella los demonios eternos.
Los dardos de Vallejo aprisionado entre mis tuétanos tiritantes,
quitas con tus palabras de ángel de tercer cielo, de mi cielo
Morir,
quien habla de morir,
si cuando tu voz escucho,
los muertos resucitan del panteón corpóreo,
Es cuando me incorporo, seco mis lagrimas y voy hacia ti....
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