Corren hasta el paraíso de los cansados,
mas hambre, mas sed, agitados,
tranquilos por la vaguedad de haber alcanzado
lo que ni en sueños han pensado.
Barbaridades y huachafadas en el camino,
los maltrechos obreros, metalúrgicos y
campesinos,
marchan al edén perdido de las ilusiones, sin
tino,
donde los huarangales hacen de sombra a los
espinos.
Parpados maltrechos mirando
el perpetuo
ritmo de las nubes danzantes,
curvilíneos y sensuales rutas incólumes
que mis ojos recorren en el amparo de volver.
Martin Gala
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